lunes, 27 de julio de 2009

Barrio Universitario

Esta escultura de Mario Irarrázabal nos recibe al entrar al barrio desde la Alameda

Fue amor a primera vista con este hermoso reducto del viejo Santiago.  Las fachadas de comienzos del siglo XX se yerguen aún hermosas, relucientes,  las pequeñas casas  se codean con los edificios recién construídos, los conventillos remodelados se ven acogedores desde la puerta, la Plaza Manuel Rodríguez  recibe a los niños cada tarde, los días domingo uno se sienta  a conversar con los vecinos, mientras  los perros callejeros  observan recostados bajo los añosos árboles y la calle República siempre digna, se agita desde temprano. Hace años albergó lugares de horror, donde se perdieron los pasos de muchos seres humanos para siempre, luego esas hermosas casas han sido recuperadas y otras no tanto, resultando de ellos feos conflictos entre “la autoridad” y los “okupas”, el barrio se defiende como gato de espaldas.

Un raro encuentro: Diego Portales se bajó del pedestal e intenta transitar por el barrio.

Ayer por el diario me enteré que ahora hacen un tour para mostrar estas bellezas, con las que convivo naturalmente. 

Escucho el ruido de las palomas bajo mi ventana y el escándalo de  autos, camiones y estudiantes un poco más allá donde la vida sucede. Aquí adentro es silencio.  Salgo y me admiro: algo cambió  desde que se trasladaron hasta acá las universidades  privadas con su oferta de conocimientos dudosos y diplomas que servirán para adornar el comedor de todos los padres taxistas y madres cajeras de supermercado que dejaron sus pulmones para pagar los estudios de sus hijos.  Junto con los flamantes edificios llegaron los  pubs, viejos bares que hoy gracias a la globalización han conseguido titularse en inglés, pero par mí siguen siendo bares. 

Ya las diez de la mañana el golpe de botellas, las risas y las voces me hacen pensar en un puerto recibiendo a los marineros después de semanas de navegación en altamar.  Avanzo un par de cuadras y llego a la avenida más importante de la ciudad: La Alameda. En su bandejón central  se amontonan niñas-mujeres, con los libros de estudio a un costado se abrazan con hombres notoriamente mayores que ellas, se dejan besar y luego encaminan sus pasos hacia uno de los tantos moteles del barrio: hay que decir que éstos son anteriores a las universidades y los bares.



El sábado de tarde vuelve la calma al barrio, los estudiantes regresan a sus casas o van en busca de otros bares para seguir tomando. Las veredas han quedado a tope de basura, mucha pulpa de tomate, cuescos de paltas -el sobrante de los “completos”-, chilena versión del “pancho” o “hotdog”-, envases de pizzas, innumerables latas de cerveza, condones usados y vómitos de vino tinto en cada rincón.  

Esa es la parte visible y que acapara la atención de los periodistas cada tanto, inundando el barrio de mala fama, pero aquí se sigue respirando barrio, con vecina que hace la compra y pasea el perro, con vecino que sale a correr por las mañanas, con el almacén donde todavía se puede comprar “fiado” , con el verdulero que nos trae el pedido hasta la puerta, con el afilador de cuchillos que se anuncia con su música inconfundible y  con el vendedor de sopaipillas en la esquina las noches de lluvia.

16 comentarios:

L Mery dijo...

Cuando leí del tour en el diario, me acordé inmediatamente de ti!!!! Me encantó que haya gente con ese espíritu tan generoso, porque al parecer lo hacen sólo con el afán de compartir lo que saben.
Ahora bien, cuando tenga ganas de una vuelta, yo sé a quién le voy a pedir que me guíe ;)
Un abrazo grande!
L.

Lena yau dijo...

Siempre he querido ir a Santiago...

Ahora después de leerte, mucho más.

Qué crónica tan linda has escrito!

Y las imagenes son espectaculares...me encanta la escultura que camina...sin peana...y el segundo edificio...tan señorial...

Gracias por este regalo!

Un abrazo desde Madrid!

Martine dijo...

Me ha gustado transitar de tu mano por el Barrio Universitario, Pamela.. y tomar una bocanada de aire fresco..aquí estamos sobrados de calor.. y un poco de él te dejo en este beso...;-)

Camino del sur Pilar Obreque B dijo...

Excelente crónica de un barrio hermoso. Me ha quedado un gusto agridulce, en fin es la realidad, ¡ojala vuelva la mesura en los jóvenes!, y ¡ojala permanezca esa vida de barrio!.

Abrazos y gracias por el paseo.

Angélica dijo...

Hola Pamelita. Las fotografías me encantaron, sales tú con Diego Portales? Me gustó la descripción, pero al igual que Pilar, me quedó un gusto agridulce. Los universitarios echaron a perder todo. Antes había más respeto y mesura. Hoy los cabros toman en las plazas, con cajas de vino o cervezas en la calle. Que cosa tan fea me parece. Mujeres tomando como si estuvieran en una cantina. Imagino la suciedad que deben dejar.

Amiga, yo trabajo en Cienfuegos con Huérfanos, frente a las Vacas Gordas... estamos cerquita!!!

Un abrazo.

Luis dijo...

Santiago hierve de hermosura urbana construida por añosa arquitectura y sus personas. República, Concha y Toro, Lastarria, Paris-Londres, por mencionar algunos son verdaderas joyas para el ojo avesado.
Sobre los excesos universitarios? a veces es preferible un poco de alocada vida a veredas vacía y hombres encerrados en sus fortalezas que llaman hogar.
Un abrazo
unaimagenpalabrasmil.blogspot.com

Marcelo dijo...

Aquí va mi graznido en forma de pregunta: sabés una cosa? es la primera vez que paseo por Santiago, y he reparado este imperdonable error de tu mano. Espero que sigas mostrándonos la gran ciudad. Las fotos, magníficas.
Un beso Pamela!

Ana dijo...

Tengo pensado ir a Chile. Pasaré a saludarte. Y me dirás de Chile. Lo sé. Contarás de otros aromas, nuevos vapores de nuevos barrios que descubres dìa a dìa. Y tu voz fundará un Chile único, especial, a tu manera. Como la voz de tantos otros (Luis, por ej.)
Será un fantástico viaje. Sin lugar a dudas.

Susana Peiró dijo...

Pamela!

A cada foto un recuerdo, a cada letra tuya, un sentimiento compartido! Qué lindoooooo!!!

Me he prometido no perderme tus artículos. Por ahí llegaré un poquito tarde (estoy fatal de tiempo)pero llegaré.

Y creeme, a veces somos más o menos, pero tampoco me pierdo una sola palabra tuya en mi blog: es Waldorf Astoria, una pequeña adaptación del nombre de ese caballero, para el Hotel.

Un Besote para Vos!

esteban lob dijo...

Brillante enfoque, Pamela, de un barrio con historia y presente de encantos y tristezas, por lo que cuentas. No comparto eso sí tu enfoque acerca de las Ues privadas, porque "hay de todo en la viña del Señor".

Cariños.

Angélica dijo...

Ya pueh amiga, me parece una estupenda idea.

Me faltó decirle en el coment pasado que no sabía que esa escultura de la primera imagen la había hecho Mario Irarrázabal y cuando conoci "Dedos" en Punta del Este, recién supe de la existencia de Irarrázabal.

Jesús dijo...

Sabes que estuve en Santiago en enero pasado? . Una amiga chilena me recibió como sólo los chilenos sabeis hacer. Una pena no tener la oportunidad de visitarte.De todas formas leo y releo tus artículos tan bien escritos y tan documentados que vivo y revivo mi visita de ahí.
Un beso y toda mi amistad. Gracias por tu referncia a mi blog en una entrada anterior tuya.

Patricia dijo...

Aun recuerdo Santiago, sus calles, su gente, su comida....mmm la empanada con pino.
Me lo has traido a la memoria con esas fotos tan lindas y el relato de la universidad, las aves, ventanas, todo! me quede maravillada!
besos, feliz semana!!

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Inevitable que la ciudad vaya cambiando y tengamos que adaptarnos. Siempre me gustó Santiago y Chile entera, este verano estaremos en otra Santiago, la del norte de España, Compostela.

Para mi siempre serán bares por muchas paredes de madera y pretensiones que les pongan sus dueños. Siempre he creido más en la Universidad pública que en la privada.

Un abrazo.

Roxi dijo...

Te acompañé en cada paso de este hermoso recorrido. ¿Sigues con tus re encuentros, eh?
La escultura de entrada me encanta, nunca me había fijado en el nombre del autor. gracias !
Abrazo!

Manel Aljama dijo...

¡Cuánto me gustaría recorrer ese sitio! Todos los sueños y deseos se me han hecho realidad, tarde y quizá un poco distintos, pero los he ido consiguiendo. Así que cuando vaya llevaré este conmigo.