domingo, 26 de octubre de 2008

Dijo un señor ministro allá en mi país, que nos estábamos volviendo un poquito "tropicales" al referirse a la manera -según él- exagerada, en que la prensa cubrió una determinada noticia:

y si de verdad nos pusiéramos un poco tropicales? y nos quitáramos de una vez la corbata con que tratamos de aparentar algo que no somos y si fuésemos capaces de soltarnos el botón de la chaqueta y aprender a andar por la vida de guayabera.

Y si en vez de quejarnos cada día por nuestra mala suerte aprendiéramos a celebrar la vida, a disfrutar de una tarde bajo las palmeras, a hacerle las cosas más fáciles a los demás. y de paso a nosotros mismos.


O quizás podríamos tener un carnaval donde dejar nuestras penas y salir renovados a enfrentar cada nuevo año.

O podríamos construir edificios nuevos en medio de la nada y crear una nueva ciudad que llene al mundo de admiración.


También podríamos aprender a convivir con gente que hable otros idiomas, piense diferente o tenga la piel más oscura.
Quizás deberíamos aprender a disfrutar de los detalles, a no necesitar un "mall" para ser felices, a mirar a nuestro alrededor con gratitud y humildad.

viernes, 17 de octubre de 2008


Aquí estoy, en la cuenta regresiva, como dice Galatea, viendo asomar el sol entre las ramas de una primavera que todavía no se decide. Mirando hacia atrás recuerdo el momento en que me hablaron de venir a vivir a Uruguay y mi pensamiento se llenó de Benedetti, de Galeano, de Onetti, de Zitarrosa : este sería un país donde me sentiría a gusto desde el primer momento. Ignorante yo, apenas había leído algún verso de Juana de América y hasta allí llegaba mi conocimiento de las poetas que Uruguay ha visto nacer y morir. He encontrado hace poco la poesía de María Eugenia Vaz Ferreira, ella vivió entre 1875 y 1924. Aquí les dejo dos de sus poemas.





ÚNICO POEMA
Mar sin nombre y sin orillas,
Soñé con un mar inmenso,
Que era infinito y arcano
Como el espacio y los tiempos.


Daba máquina a sus olas
Vieja madre de la vida,
La muerte, y ellas cesaban
A la vez que renacían.


¡Cuánto nacer y morir
Dentro la muerte inmortal!
Jugando a cunas y tumbas
Estaba la Soledad...

De pronto un pájaro errante
Cruzó la extensión marina;
"Chojé..Chojé"...repitiendo
Su quejosa marcha iba.

Sepultóse en lontananza
Goteando "Chojé...Chojé"...
Desperté y sobre las olas
Me eché a volar otra vez.



VIA SECRETA
¡Cuántas cosas, dueño mío,
cuántas hay que nos separan;
roca, abismo, mar y cielo,
eternos tiempo y distancia...
Pero yo te digo un nombre
y tantas veces lo digo
que tengo una ruta abierta
entre mi boca y tu oído