miércoles, 10 de noviembre de 2010

Y la vida cambió

Cambió mi vida de manera inesperada.  Por que cuando vine por primera vez a este sitio donde ahora vivo,  pensé: "qué linda vista, aquí me gustaría vivir, algún día".  Pero eso fue hace largo tiempo, luego vino el regreso a Chile después de casi veinte años viviendo en otros países, luego el año y medio en Santiago con su smog y su neurosis combinado con las visitas casi semanales a la construcción de la casa, discusiones sobre colores, tamaños, espacios, ventanas, puertas, pisos que empezaron a hacerme colapsar y hasta reconsiderar la conveniencia de seguir con el proyecto de venir a vivir al campo.

Ha pasado un mes solamente desde la mudanza, la casa ya está habitable y los amigos y la familia vienen los fines de semana a visitarnos, exclaman extasiados ¡qué linda vista! y luego se regresan a la maraña de la capital pensando que estamos locos, que vivir aquí es casi como estar confinados, no lo dicen, pero se les nota en la mirada.
Pero yo ya sé que no podré volver, que es aquí donde he encontrado mi espacio y mi tiempo, que ya estos árboles forman parte de mi vida, así como mis nuevos vecinos: la señora que nunca ha salido de San Pedro,  los niños que todavía juegan a elevar volantines y van a caballo a la escuela, los hombres que no saben hacer otra cosa que cultivar la tierra para darnos de comer a todo un país,  toda esa gente que me ha hecho sentir parte de sus vidas a pesar de sólo llevar pocos días viviendo entre ellos, por que aquí todavía no se ha patentado la malicia y nadie te mira con desconfianza.
No serán los "Crepúsculos de Maruri", pero sinceramente los prefiero, estos son míos, son únicos y los disfruto en el más absoluto silencio. 
Esta gata estaba en la casa cuando llegamos, es pequeña todavía, tiene como cuatro meses,le llamamos Albita por que tiene los colores del Colo-Colo, es una gata de campo, intrépida e insólita, me acompaña cada mañana a subir los cerros, a veces se distrae cazando algún pajarito y vuelve cansada por las tardes a dormir su siesta en la cocina, se han hecho amigas con mi perra y se llevan de maravilla.



15 comentarios:

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Me encantó leerte de nuevo y comprobar que todo va bien...!

Un abrazo enorme.

lichazul dijo...

que belleza y que relajación!!!

feliz has de pasar días luminosos llenos de susurros naturales

un gran abrazo para ti
la paz que se respira a través de tu narración es contagiosa
me imagino ese manto de cielo por la noche, perfecto
sin toda esa contaminación lumínica falsa
cuántos deseos pedirás a cada estrella fugaz??

besitos de luz

Pame Recetas dijo...

Gracias Cornelivs!
Lichita: había olvidado las estrellas y lo hermoso que puede ser mirarlas sin tiempo:)

Susana Peiró dijo...

Te entiendo...profundamente. Me animaría a decirte que muchos de los pasajes de esta entrada, tocan y estocan el propio corazón.

Cuando decías de los hombres que trabajan la tierra para dar de comer a todo un país...Ayer precisamente tuve una larga charla con alguien a quien una repentina helada, le llevó el trabajo de todo el año...

Sí Pam, la perspectiva cambia, las prioridades cambian y muy probablemente este lugar, cambie tu vida para siempre.

Sé feliz guapa, dejate enamorar por todo lo que te rodea.

Mi Abrazo Enorme!!!!!

Isabel Estercita Lew dijo...

Es maravilloso cuando uno encuentra su lugar en el mundo. El tuyo es muy especial, y nada tiene que envidiarle a otros crepúsculos.

Vamos Pame, a seguir disfrutándolo en silencio o como te plazca

Beijos

Estercita

Pame Recetas dijo...

Gracias Su y Estercita, creo que estoy "en estado de gracia", dicen que dura los primeros seis meses, luego uno entra en la rutina y puede empezar a llevar una vida "normal", por ahora todo es novedad y goce

Luis dijo...

Quizás tus amigos piensan en que es locura, yo realmente creo que es locura está en Santiago.
Por un cambio laboral estoy viajando a diario a Santiago, el lunes después de la lluvia me quedé extasiado viendo la cordillera pero nadie la notaba, al atardecer el cielo se veía de un rojo increible con más tiempo hubiera subido al San Cristobal a ver como Los Andes se pintaba rosados pero nadie de quienes pasaban a mi lado parecían notarlo, quizás por lo mismo prefiero volver todos los días a Valparaíso, hay siempre hay alguien disfrutando del atardecer.
Un abrazo.

Cynthia dijo...

Dearest Pamela, I am stopping by to say hi!

Isabel Martínez Barquero dijo...

No es solo tu estado de gracia, es que la naturaleza que te circunda es preciosa según se aprecia en las fotos. Disfrútala.
Un abrazo.

Marcelo dijo...

Volantines son barriletes?
Un beso!

TORO SALVAJE dijo...

Los locos somos los que aguantamos esta tortura urbana.
No entiendo porqué.

Besos y felicidades.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Por aquí ando de nuevo entre tus cosillas...

Saludos y un abrazo.

lichazul dijo...

un abrazo
feliz semanita , entre el cielo y esa natura palpitante:)

Betty dijo...

Mi casa esta en las afueras de un pueblo de campo, esta navidad se cunple el 7 aniversario de nuestra llegada.
La hicimos con mucha ilusión y hemos puesto mucho trabajo fisico en ella, por eso la menciono en mis post.
A los pocos días apareció una gatita salvaje, que solo venia a comer y se iba, hoy es la reina de la casa!
Sigue disfrutando de ese bello lugar!
Besos

I. Robledo dijo...

Jano, un gato salvaje, solía acompañarme cuando salía a pasear por el campo...

A veces, nos sentabamos a la sombra de algun arbol y podia yo escuchar a los pajaros cantando enloqucidos... Sin duda se avisaban unos a otros de la presencia de la fiera (que no se si seria el gato o yo).

Un dia Jano desaparecio...

Un abrazo, amiga