Purmamarca, Argentina.
Cruzar fronteras tiene algo de magia y mucho de emoción. Salir del territorio donde nos sentimos dueños y señores para entrar en otro donde todo será desconocido. Las fronteras terrestres son las que más me gustan, aunque sabido es que los teros nos saltamos las normas, en este caso no me queda más que mostrar mi pasaporte y esperar a que el funcionario de turno tenga la buena voluntad de no poner inconvenientes. Recuerdos a los lectores ibéricos que aquí todavía no tenemos una "comunidad" (*) que permita el libre tránsito y las entradas y salidas de un país suelen tener el sabor de la aventura, pero a veces también el amargo sabor de la mala leche de los funcionarios de migración y aduanas.
Tengo muchas historias que contar al respecto y es por eso que a partir de la entrada pasada me propuse mostrarles algunos de los mucho pasos fronterizos que unen a las Repúblicas de Argentina y Chile. Compartimos 5.150 kilómetros de frontera, la que se ha trazado en las más altas cumbres en la mayoría de los casos.
Existen más de cincuenta pasos habilitados para el cruce, algunos permiten el recorrido todo el año, otros sólo en verano, debido a las nevazones y derrumbes, algunos pasos son sólo para el cruce de gente caminando, otros sólo para gaseoductos y prospecciones mineras (Pascua Lama por ejemplo). Existen pasos habilitados sólo para las rogativas indígenas (Reigolil) y por supuesto, no pueden faltar en una geografía tan desmembrada los pasos fluviales, donde hombres, animales y vehículos son transportados en balsas y otras embarcaciones.
Los nombres de muchos de los pasos cordilleranos son de un sonido cantarín y poético que nos recuerda de donde venimos: Picachén, Mamuil Malal, Carirriñe, Huahum, Vuriloche, nos están dando una clara advertencia, estas tierras ya tenían dueño antes que llegáramos nosotros, la Pachamama nos pide que la respetemos y honremos, es hora de escuchar su llamado antes que sea demasiado tarde.
Desde hace muchísimos años he ido y venido de uno a otro país casi sin descanso y por múltiples razones: simple curiosidad (turismo, que le dicen), trabajo, exilio, amores, todo se ha entremezclado en mi memoria y quiero compartir con ustedes algunos de estos recuerdos, todo irá saliendo como tenga que salir.
Paso Jama
Hoy vamos a ir a conocer el PASO JAMA que es el más septentrional. Por este paso se va de la ciudad de Salta en Argentina a la ciudad de Antofagasta en Chile. Las localidades más cercanas a la frontera son Purmamarca por el lado argentino y San Pedro de Atacama por el lado chileno. Es también por este paso que cruzan muchos hermanos peruanos que viajan con destino a Buenos Aires en busca de un trabajo.
Mientras esperábamos nuestro turno para ser atendidos, delante nuestro una joven mujer peruana con dos hijos a cuestas temblaban ante la inquisición de la funcionaria: ¿dónde vivirás en la Capital? ¿Tienes familia?, ¿Tienes trabajo? A todo la mujer parecía no tener respuesta. Finalmente primó esa solidaridad de género que a veces nos salva y la mujer que ostentaba su pequeño poder puso el ansiado timbre en el documento de la inmigrante. (N. de la R.: Sólo hay una cosa más triste que ser pobre: es ser pobre y extranjero.)
Saliendo de Purmarca, en Salta, Argentina, esta mujer cruza todos los días la frontera a pie para llevar sus llamas a pastar, estamos a 4.300 mts. de altura, siempre hace mucho frío.
(*) ""Curiosamente la ALALC -Alianza Latino Americana para el Libre Comercio, tuvo un desarrollo sostenido, que llamó la atención de los europeos , durante los años 60. Luego vinieron las dictaduras a borrar con el codo lo que tanto había costado escribir con la mano.