
1914 queda muy lejos. Hago un esfuerzo para imaginar Bruselas en plena Gran Guerra. El peregrinar por España y luego Suiza. El regreso, la infancia en Banfield, el colegio Mariano Acosta en Buenos Aires. La vida de maestro de escuela tan aislado en Bolívar y Chivilcoy. El paso por la Universidad de Cuyo y su luego su vida del "lado de allá". Cortázar peregrino, Cortázar Cronopio, Cortázar Oliveira. Cortázar encontrando el calor del Caribe, trasmutando en un nuevo Cortázar, más completo. Básicamente Cortázar escritor y Cortázar lector.
Leer es un acto de fe, una manera de entender el mundo con los ojos de otro. Leer requiere ciertas condiciones. en mi caso, necesito mucho silencio, que puede ser acompañado de algún trinar de pájaros si estoy al aire libre, pero si es dentro de casa, no quiero risas, ni conversaciones ajenas, ni música. Aquí coincidimos totalmente con el Gran Cronopio, que dice:
"...yo creo que no se puede leer escuchando música, porque eso supone un doble desprecio o un desprecio unilateral: o se desprecia la música o se desprecia lo que se está leyendo. La música es un arte tan absoluto, tan total como la literatura, y el músico exige que se le escuche ""full time" lo mismo que cualquiera de nosotros cuando escribimos. Personalmente me apenaría, me decepcionaría, enterarme de que alguien, a quien estimo intelectualmente ha leído un libro de cuentos mío al mismo tiempo que estaba escuchando una fuga de Bach o una ópera de Brecht. En cambio puedo, sí, leer mientras espero en un aeropuerto o a alguien en un café , porque ésos son los vacíos, los tiempos huecos que uno no ha buscado por sí mismo, sino que los horarios de la vida, digamos, te condenan de golpe a media hora de espera y entonces tener un libro en el bolsillo y concentrarse en él, en ese momento, por un lado anula el tiempo del reloj y, por otro lado, te crea una sensación de plenitud." (entrevista realizada por Sara Castro-Klaren en Francia, 1976)