lunes, 17 de mayo de 2010

Mujeres del BIcentenario

"Con motivo de la conmemoración de los 200 años de los primeros intentos de emancipación de los pueblos americanos que han dado lugar a múltiples eventos, este grupo de amigas y escritoras argentinas y chilenas, ha decidido homenajear a las que no escucha que se nombren en los discursos oficiales.
Aquellas mujeres, que ni un paso atrás ni uno adelante, sino que juntos, codo a codo con sus maridos, sus amantes, hijos, hermanos, o por convicción, ayudaron a que años después se consiguiera la ansiada independencia. O como dicen los que saben: Sin las mujeres, América nunca hubiera alcanzado su libertad".


MUJERES DEL BICENTENARIO 

Francisca Xaviera Eudocia Rudecinda de los Dolores Carrera y Verdugo, nació el 10 de marzo de 1781 en Santiago de Chile. Fue la mayor de cuatro hermanos, luego vendrían Juan José en 1782, José Miguel en 1785 y Luis Florentino en 1791, mimado y protegido de Javiera.  Los cuatro hermanos Carrera tendrían una destacada presencia en la Independencia de Chile. Francisca Xaviera pasó a la historia de Chile como Javiera Carrera.

La familia Carrera se destacaba por su intelectualidad y refinamiento. En su hogar se reunían hombres ilustres. Así fue como los cuatro hermanos se imbuyeron de las ideas de Montesquieu, Voltaire y Rousseau.

Francisca Javiera era de naturaleza apasionada, dominante y astuta.  Apoyó a sus hermanos motivada por su ambición. Fue la ideóloga de los planes de lucha para libertar a Chile. Era también una mujer rencorosa, sagaz y muy hábil.

Su odio  por San Martín, Luzuriaga, Juan Martín de Pueyrredón, Godoy Cruz y los Larraín fue manifiesto, los culpaba de ser los causantes de la caída política y económica de su familia.

Como "se usaba" en esos tiempos, Javiera se casó a los quince años con un señor de la Lastra, quien murió dos años más tarde en un avalancha en la cordillera, dejándola viuda y con dos hijos.

Ya en 1800 la encontramos casada nuevamente con Pedro Díaz de Valdéz, con quien tuvo cinco hijos, a los que se dedicó durante los primeros diez años de este matrimonio, luego cambiarían las cosas:

En 1810 comienzan los movimientos independentistas en América y Javiera se comprometerá con la lucha por la liberación de Chile.  En abril de ese año su esposo viajó a Europa, durante ese tiempo mantuvieron una nutrida correspondencia que se conserva hasta hoy, no son cartas de amor, sino que en ellas desarrolla su faceta de confidente y consejera política. En  esas cartas Javiera siempre se firmará como Francisca Javiera de Carrera o F.J.C., es decir, con su nombre de soltera. 

En 1811 regresaron a Chile su esposo y su hermano José Miguel quien venía con el cargo de sargento mayor de los Húsares de Galicia, venían ambos marcados por la experiencia de la caída de la monarquía española bajo las tropas de Napoleón.

Se hablaba de que Fernando VII estaba en prisión, con la consecuente acefalía en los gobiernos de América. Era el momento propicio para plantear la independencia.  Los criollos chilenos organizan un golpe para el 4 de septiembre. Los hermanos Javiera, Juan José y Luis participan en los movimientos locales. Luego llegaría José Miguel, el más caudillo de los hermanos y se lanzan a una lucha más organizada y con metas más concretas.

La revolución dividió al pueblo de Chile Por un lado los Larraín y sus seguidores y por el otro los Carrera.  La que lideraba el bando era Javiera, quien escondía a los soldados en su casa,  recibía por las noches las carretas con los "huasos" (campesinos) y cargadas de armas para repartirlas en la ciudad. Tan significativa fue su participación, que los revolucionarios usaron como contraseña la frase "Viva Panchita" en honor a ella, Panchita es el apodo que se da en Chile a las Franciscas.

El grupo de Larraín se hará cargo del gobierno una vez que triunfa la revolución el 4 de septiembre, pero el 2 de diciembre de 1811 José Miguel Carrera depone a las autoridades y disuelve el Congreso. Iniciando así el dominio de la familia Carrera durante el período denominado:

La Patria Vieja:

Este período durará hasta octubre de 1814. Javiera no ocupó ningún cargo evidente, pero se desenvolvió de forma anónima dentro de la esfera del gobierno como asesora y consejera, y su influencia fue siempre incuestionable.  Si figura despertó resentimientos y críticas: Se le atribuyó el haberse hecho cargo de situaciones que le correspondían a su hermano y en lo social ¡horror de horrores! canceló en Minúe en los salones, imponiendo la zamba y zapateos, que representaban lo americano.

En ese período Javiera creó la primera bandera azul, blanco y amarilla (por el cielo, la nieve de las montañas y el trigo de los campos, mmmm, muy original no estuvo). La bandera la presentó por primera vez el 4 de julio durante la celebración de la independencia de los Estados Unidos como un claro mensaje de repudio a la corona española.

La presencia de tropas realistas en marzo de 1813, enviadas para terminar con los movimientos independentistas obligó a José Miguel a formar el ejército para detener el avance realista.  Javiera colaboró enérgicamente en la lucha: llevó y transmitió mensajes, movilizó grupos de mujeres para confeccionar vendas y ropa y organizó un grupo de enfermeras para asistir a los heridos.

Los ejércitos se enfrentaron en 1813 y 1814. A raíz de la grave posición de las tropas chilenas, José Miguel fue obligado a ceder el mando militar a Bernardo O'higgins, quien posteriormente se convertiría en el mayor enemigo de los hermanos Carrera.

En octubre de 1814 con el "Desastre de Rancagua", los españoles toman de nuevo el poder, Carrera y O'Higgins deben exiliarse en Buenos Aires y Mendoza con sus familias.  Estos lugares además de ofrecerles seguridad, serán la base para reorganizarse.

Javiera no dudó en seguir a sus hermanos al exilio dejando en Chile a su marido y sus hijos.

Mendoza y Buenos Aires

Doce días tardaron los Carrera en cruzar la Cordillera, unos días antes había llegado O'Higgins. El Gobernador Intendente de Cuyo era José de San Martín. Se sabe muy poco de la vida que llevaron allí los hermanos Carrera. Pronto serían obligados a dejar Mendoza por San Martín, fueron escoltados por treinta Dragones, para evitar que se volvieran y luego de veintidós días de viaje llegaron a Buenos Aires.

La estadía en Buenos Aires fue tan difícil como en Mendoza. Los primeros años debieron desempeñar todo tipo de trabajos, Javiera y sus hermanos pintaron naipes, fabricaron comidas criollas chilenas y montaron una pequeña fábrica de cigarrillos.

La casa de los Carrera era centro de intrigas y conspiraciones. Concurrían a las tertulias destacados porteños como Carlos María Alvear y French. Se trataba de buscar apoyo para libertar a Chile desde Buenos Aires, buscando apoyo también en Brasil y Estados Unidos. José Miguel viajaría a ése país en busca de una escuadra. El papel de Javiera en esos años fue de apoyo y refugio para los chilenos , su casa era lugar de encuentro y también de información.

Gobernaba Buenos Aires Juan Martín de Pueyrredón, cabeza de la Logia Lautaro. José Miguel volvió de Estados Unidos pertrechado de armas, una imprenta y municiones.  No se trataba de un momento muy tranquilo para los Carrera. El 14 febrero de 1817 San Martín obtiene un gran triunfo en Chacabuco contra las fuerzas realistas y O'Higgins fue nombrado Director Supremo, inaugurando la Patria Nueva. Comienza aquí el ocaso de los hermanos Carrera, al tratar éstos de oponerse al "nuevo orden" fueron cayendo, primero serían fusilados Luis y Juan José en Mendoza.

La gran desdicha de Javiera hizo que actuara con mayor vehemencia. Se dedicó a repartir proclamas en contra de San Martín, O'Higgins y Pueyrredón, hasta que fue sometida a arresto domiciliario. José Miguel huyó a Entrerríos. Javiera fue trasladada a la Guardia de Luján incomunicada, allí se debilitó y enfermó. Pero vuelve a Buenos Aires gracias a la intervención de algunos amigos, allí se hospedaría en la casa de las hermanas Dámasa y Manuela Cabezón. A comienzos de 1820 Javiera se escapa a Montevideo, donde vivirá cuatro años una vida tranquila, pero siempre preocupada de su hermano José Miguel.

El 31 de agosto de 1821 cayó prisionero José Miguel en Punta del Médano, San Luis, se lo trasladó a Mendoza, junto con otros caudillos. Allí tras un juicio sumario fue sentenciado a muerte. Javiera hizo lo imposible por tratar de salvarlo, así como había hecho antes con sus otros dos hermanos, pero nada pudo, el 3 de septiembre de 1821 José Miguel Carrera fue fusilado junto con otros insurrectos.

Javiera volvió a Chile sólo cuando supo que el enemigo jurado de su familia, Bernardo O'Higgins  había dimitido en febrero de 1824. Hizo el viaje por mar, para no tener que pasar por Mendoza donde habían sido fusilados sus tres hermanos.

Una vez de vuelta en Chile bregó por recuperar los cuerpos de sus hermanos, los que finalmente fueron repatriados en 1828. En la actualidad esos restos están enterrados junto a Javiera en la Catedral de Santiago.

Javiera vivió sus últimos años sumida en la tristeza de sus recuerdos, murió el 20 de agosto de 1862.

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