jueves, 3 de septiembre de 2009

Santiago de Chile en Invierno


He escuchado decir que Chile más que un país, es un paisaje.


Hace unos días  leí en un periódico que un viajero ha dicho que una de las experiencias más inolvidables que ha vivido es despertar en Santiago de Chile después de una lluvia intensa.  La Cordillera de los Andes se nos devela enteramente blanca y el aire límpido nos recuerda mejores tiempos.  Hoy en día el smog, si bien ha sido disminuido en los últimos años, no deja de ser una amenaza para la salud de los habitantes.  En verano desaparece por efecto del calor, pero también desaparece parte importante de la nieve que hoy  cubre las montañas.  

Los chilenos extrañamos dolorosamente la Cordillera cuando nos alejamos de nuestro terruño y no es sólo por su belleza, mal que mal, ella siempre está allí, como una madre recostada a nuestras espaldas nos observa, nos contiene y nos alimenta.  Los chilenos seríamos muy distintos sin esa cordillera que nos separa del mundo.