jueves, 6 de noviembre de 2008

Buscando a Benedetti.

No sólo poesía nos ha regalado Mario Benedetti. Su primer novela es inolvidable: La Tregua.

En este café Martín Santomé se le declaró a Avellaneda. Desde esa ventana de la izquierda la miraba venir caminando por la calle Veinticinco. Santomé la espió por un tiempo y descubrió que Laura Avellaneda solía almorzar con una amiga y al separarse de ella pasaba a tomarse algo al café de Veinticinco y Misiones. Santomé aguardó con paciencia hasta que ella apareció:

"Hasta que, de pronto, el milagro se hizo". Santomé le ofreció un café, Laura se disculpó, tenía que encontrarse con su padre en el banco. Era el segundo café que le rechazaba. Santomé siguió esperando.


El viernes 17 de mayo "al fin sucedió". Avellaneda dijo "vengo a reclamar el café del otro día"- Santomé fue derecho al grano y al poco rato decía: "creo que estoy enamorado de usted". Ella respondió: "ya lo sabía", por eso vine a tomar café.

Hace unos años, gracias a un amigo que me pidió que lo buscara, encontré este café: un tesoro escondido entre las fealdades de un pedazo de la ciudad que dejó de ser importante. Mi amigo escribió un libro y me hizo el honor de poner en la portada una de las fotos que yo tomé en esa ocasión:


Hugo Martínez: "La Solano y el tímido escote de Carolina". Mago Editores.