domingo, 17 de febrero de 2008

Reencuentros



Cada viaje a la Patagonia es un reencuentro con la persona que empecé a ser hace tanto tiempo. Esa que todos llevamos dentro y que la vida va tergiversando para bien o para mal. Lo bueno, lo transparente, lo inocente se va perdiendo sin que apenas nos demos cuenta. Se nos van decantando así los recuerdos para poder seguir avanzando a tropezones, pero aquello que nos marcó para siempre permanece y cada tanto brilla como el sol sobre las restingas patagónicas, como la nieve convertida en glaciar, como la gota de agua sobre la hoja mínima del calafate.





Los que me conocen bien sabrán hasta dónde me interpreta esta canción de María Elena Walsh que resonó tan perfectamente en mis oídos mientras el Glaciar Perito Moreno me saludaba una vez más con esa belleza que apenas se vislumbra en una fotografía.




Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aquí resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal,
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.


Cantando al sol,
como la cigarra,
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.


Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui,
sola y llorando.

Hice un nudo en el pañuelo,
pero me olvidé después
que no era la única vez
y seguí cantando......